Con todo conocimiento

Siempre me sorprenderá la Iglesia de Roma. Los tipos no hacen más que hablar desde la experiencia y la documentación: lo último ha sido el ataque feroz a la familia que acaba de salvar a uno de sus hijos mediante la selección de embriones para dar a luz a su segundo hijo. Hay que ser hijoputa, lo digo sin cortarme, para querer dejar morir (o vivir en condiciones sumamente precarias) a un niño, por una mera razón de estúpido dogmatismo de retrasado mental. No tengo nada en contra de la religión; si alguien necesita pensar en el más allá, en un Dios redentor o en Budha resucitado para sentirse mejor consigo mismo y con los demás, bienvenido sea. Pero que una institución que tiene tantos casos reconocidos de pederastia (no quiero pensar en todos los que habrán tapado) se permita meterse en la vida pública, hablando de la vida de un niño en pleno S. XXI, comienza a clamar al cielo. Del mismo modo arremeten contra todo aquello que se mueve, aún con poder y con toda impunidad: el matrimonio homosexual por cierto que el matrimonio como institución es muy anterior a la Iglesia Católica ( además ¿qué les importa, si los gays no van a casarse a la iglesia?) , las prácticas anticonceptivas (en un mundo horriblemente superpoblado), las ideologías de izquierda (cuando el propio Jesucristo predicaba el Anarquismo). Ya vale. Espero que en lo sucesivo se dediquen a la teología que es lo suyo.

Galileo, Servet, Keppler, entre otros, fueron asesinados, perseguidos o prohibidos por estos seres ávidos de poder, que buscan la ignorancia de los demás y que no se detienen ante nada. Ya vale. Si eres católico, razón de más para luchar contra la alta jerarquía, con sus jets, sus palacios y sus sirvientes y con su puñetero oscurantismo no ayudan nada a que la Iglesia tenga buena imagen.

Toda mi simpatía y afecto, desde este insignificante blogg, a la familia de Javier. Espero que, como yo, muchas otras personas os demuestren que la cacoquimia que ructan los jerifaltes eclesiásticos no tiene nada que ver con el sentir de la mayoría, de aquellos que conocen o imaginan, el dolor de ver sufrir a un hijo.


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Debo añadir que, si realmente Dios existiese, estaría encantado, tanto yo como otros muchos, en organizar y perpetuar su asesinato, por hijodeputa.



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