Una noche de setas

Era el pez sin pecera, me dejaba achuchar por cualquiera, me decía lo mismo que les decía a todos, su lengua contaba historias para no dormir.

Yo era el último mono, un innoble mirón solitario, porque siempre hubo clases y yo soy el hombre invisible que una noche soñó un imposible parecido al amor.

Porque el mundo es injusto, chaval, pero si me provocan yo también sé jugarme la boca,

yo también sé besar.

Fui su medio limón, su lección de español, su desliz. Las mejores promesas son esas que no hay que cumplir. Otra vez a perder un partido, sin tocar el balón. Porque el mundo es injusto, chaval, pero si me provocan yo también sé jugarme la boca, qué te voy a contar.

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