Ser boca o ser bocado, cazador o cazado. Esa era la cuestión. El único atisbo de aquel instinto es el observado en la fotografía
Merecíamos desprecio y a lo sumo lástima. En la intemperie enemiga nadie nos respetaba y nadie nos temía. La noche y la selva nos daba terror. Éramos los bichos más vulnerables de la zoología terrestre, cachorros inútiles, adultos pocacosa, sin garras, ni grandes colmillos, ni patas veloces, ni olfato largo.
Nuestra historia primera se nos pierde en la neblina. Según parece, estábamos dedicados, no más a partir piedras y a repartir garrotazos
Pero, uno bien puede preguntarse: ¿No habremos sido capaces de sobrevivir, cuando sobrevvivir era imposible, porque supimos defendernos juntos y compartir la comida?. Esta humanidad de ahora, esta civilización del sálvese quien pueda y cada cual a lo suyo, ¿habría durado más de un ratito en la tierra?
Eduardo Galeano, de su libro "Espejos"
Mi misión es matar el tiempo y la de éste matarme a su vez. Se está bien entre asesinos.
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