“No solo no estoy de acuerdo con esta financiación porque nadie, ni siquiera la National Science Foundation, puede sostener que enamorarse es una ciencia. No estoy de acuerdo porque aunque se gastaran 84 millones de dólares no se lograría una respuesta aceptable. Además, estoy en contra del proyecto porque no quiero conocer las respuestas. Creo asimismo que otros 200 millones de norteamericanos quieren también que ciertas cosas de la vida permanezcan en el misterio, y justamente lo que encabeza la lista de cosas que no deseamos saber es por qué un hombre se enamora de una mujer y viceversa. De modo que, señores de la National Science Foundation, dejen de armar barullo con el amor, déjenles estas cuestiones a los poetas”
Declaración de William Proxmire, la cual desencadenó un aluvión de críticas a favor, y en contra, en todo Estados Unidos, ante la financiación de 84 millones de dólares con objeto de estudiar el amor en términos psicológicos.
Me parece una posición sensata la adoptada por Proxmire, pero también es cierto que las respuestas que se obtuvieron, si bien no constituyeron el pináculo de la ciencia psicosocial en su momento, sí que sirvieron para muy buenos fines clínicos. Todo depende de la perspectiva, de los fines, y de los objetivos que pretendamos adquirir. Yo tampoco quiero saber por qué nos enamoramos, pero si lo hago, a sabiendas de que no está bien, me gustaría corregirlo. Buscar una solución pragmática desde las teorías que desarrollaron en el laboratorio. E incluso quién sabe, hasta una cura al desamor, al despecho, y a los celos.
Para conocer más sobre estas teorías visitar:
Un saludo desde VidaTransgresiva.
1 comentario:
Estoy de acuerdo con todo lo que has escrito.Bien meditado.
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