Paris: el amor y suputamadre

Dicen que Paris es la ciudad del amor, y que poco humano y persona física tienes que ser si, dando una vuelta por los jardines y calles de esta ciudad, no pegas un par de suspiros. Suspiros en plan Hombre, Refinado y Moderno.

Cierto que sí.

O dime en qué ciudad del mundo puedes ver a una persona como da de comer a las palomas desde su misma boca. Sí, a las palomas, las ratas del aire y las que se comen los cagaos de los perros y vagabundos de tus calles. Las mismas.

La noche de Paris no defrauda. Todos los gatos son pardos, todas las francesas mu putas y el Molino Rouge hace brillar sus luces, pegándote un chute de recuerdo a pachuli que te aparta por un momento del asqueroso perfume caro mezclado con cebolla y queso.

¿Quién puede romper esta orgásmica mezcla del día y la noche, el amor y el sexo, la pasión y la cebolla? Sí, lo habéis adivinado: Una estudiante malaguita residente en Recoletos, en tercero de empresariales y que anda de Erasmus por Paris.

- Mira, no he venido a Paris para follarme a uno de Getafe.

PaquitoDolores

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