Sobre la tendencia de los vivales a solucionar sus problemas cargando al prójimo con mayores gastos ya nos hablaba la novela picaresca. El problema de Zapatero sigue siendo la crisis, y la solución del mismo ( que no de la misma) apuesta decididamente por controlar las apariencias pasándonos la minuta .
En ese sentido es bueno dar la matraca deportiva hasta que las tribulaciones de futbolistas, tenistas, baloncestistas, o jugadores de canicas nos salgan definitivamente por las orejas. Pero no desesperemos. Dentro de la política de lavado constante de imagen del ejecutivo está también la insistencia en el renacido ministerio de Industria. Un acierto. Ahora solo queda que carteras como las de industria, turismo y comercio ; nuevas tecnologías, igualdad o las apuestas por la innovación, I+D, y demás cositas se den la mano; se cree un plan nacional de inversión sensato y todo sirva para algo. Claro que esas cosas no dan titulares a corto plazo y siempre tira más la sonrisa de Rafa Nadal que la mueca de los que més a més se siguen quedando tirados. Cosas que pasan.
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