- Todo el mundo podrá saber qué hacías y con quién estabas en un momento determinado.
- El análisis histórico logrará un alto grado de precisión.
- No utilizaremos la historia para aprender de nuestros errores, pero sí para prevenirlos antes de que sucedan.
- Habrá un escaso margen para ocultar detalles de nuestras vidas.
- Se producirá una guerra ética sobre el uso de toda esa información.
Evidentemente se citan redes sociales como Twitter o FaceBook, determinados tipos de búsqueda en Google y demás.
Siempre he pensado que la privacidad no es tener todos tus datos ocultos, sino tener la opción, la capacidad, de que en el momento que desees puedes ocultar cierta información a ciertas personas u organismos. Por ejemplo, la privacidad es poder borrar entradas en mi perfil de Twitter o elegir qué puede ver Fulanito de mi perfil en FaceBook. Aunque no lo hagamos normalmente. La privacidad sería precisamente disfrutar de esa elección.
Ahora bien, cada día aparentemente descuidamos más quién puede ver nuestra información y de qué manera. Los chavales hacen peyas y lo ponen en su estado en Tuenti sin percatarse de que tienen agregado a su jóven profesor. Otro insulta a su jefe en FaceBook y la mujer del mismo lo lee… Podría decirse que tenemos la lengua digital demasiado larga.
La duda ahora es si esa inconsciencia colectiva se irá agravando por momentos en este aspecto. E intento desechar la idea de que esto sea un camino sin retorno a un mundo en el que la individualidad y la privacidad no exista sino tan solo el colectivo, el nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario